Los dos amores de mi vida de Taylor Jenkins Reid fue el libro con el que cerré mi año lector 2021.
Había visto tanto sobre él durante diciembre que era imposible ignorarlo. En bookstagram tuvo un boom impresionante. Estaba, literalmente, hasta en la sopa. Entre tanto hype y tantas reseñas positivas, pensé: este tiene que ser el broche de oro perfecto para terminar el año con buen sabor de boca.

Además, ya me había leído otro libro de la autora el cual, me pareció bastante entretenido, Los siete maridos de Evelyn Hugo, y me confié.

Los dos amores de mi vida

Eso sí, hay un detalle que creo que es importante aclarar desde el principio: Los dos amores de mi vida no es una novedad editorial. Es un libro de 2016, el primero de los grandes éxitos de Taylor Jenkins Reid. Y claro, cuando lo comparas con otros títulos suyos más recientes como Los siete maridos de Evelyn Hugo (2017), se notan ciertas diferencias, especialmente en el estilo narrativo. No lo digo como algo negativo, simplemente se nota que es una autora en evolución, y eso es totalmente lógico.

Si esta autora te ha llamado la atención, te dejo el orden de publicación de sus libros más famosos:

Sinopsis

Una historia de amor fascinante sobre una mujer que, inesperadamente, se ve obligada a elegir entre su marido, a quien daba por fallecido, y el prometido que años después le ha devuelto la ilusión por vivir.

¿Qué me ha parecido el libro?

Ya me había leído Los siete maridos de Evelyn Hugo y me pareció bastante entretenido, así que confié. Pensé que Los dos amores de mi vida me iba a dejar igual de atrapada. Y la verdad, al principio parecía que sí.

Emma, la protagonista, vive una historia de amor con Jesse (su marido) que es prácticamente de película. Sí, puede que sea un poco idealizado, pero funcionaba. Me dio muy buen feeling y me metí en la historia rápido.

Y ahora sí, vamos al meollo del asunto.

Jesse, a quien todos daban por muerto, reaparece. Tal cual. Vuelve a escena cuando Emma ya ha rehecho su vida, cuando ha vuelto a encontrar el amor. Y claro, después de toda esa historia tan intensa y perfecta que nos venía construyendo la autora, mis expectativas para ese reencuentro eran altísimas. Nivel Torre Eiffel.

Pero lo que pasó fue más bien como tirarme desde la torre sin paracaídas. Fue un plof. Un momento que tenía que haber sido el gran impacto emocional del libro y la verdad, me pareció frío, rápido y poco trabajado. Me dejó desinflada.

El reencuentro

Tenía tantas ganas de que llegara ese momento. Ese instante en el que se miran, se reconocen, se abrazan y todo se detiene. Ese “clic” emocional que te deja con un nudo en la garganta y el corazón en la mano. Y cuando finalmente sucedió, me quedé en shock. Pero no por la emoción, sino por lo anticlimático que fue. That’s it? That’s all?

¿Así vas a resolver el reencuentro después de habernos hecho esperar medio libro, después de que todos lo dieran por muerto? Uno de los momentos más esperados, el que más curiosidad genera ¿y se pasa de largo como si nada? ¿Por qué? ¡No!

A partir de ese punto, lo reconozco, mi chip cambió por completo. Ya no lo disfruté igual. Me costó volver a conectar con la historia y con Emma.

Una decisión muy importante

La protagonista se encuentra, de pronto, con un dilema de los grandes: ¿su marido Jesse, con quien vivió un amor de película, o su prometido Sam, el hombre que la ayudó a recomponer su vida cuando todo se desmoronó? No es cualquier cosa. Estamos hablando de dos etapas vitales completamente distintas, dos amores profundos, y una sola decisión posible. Y sí, básicamente, este es el meollo de la cuestión del libro.

Me desconcertó fue lo rápido que se resuelve todo. Prácticamente en un fin de semana toma una decisión de esas que te cambian la vida. ¡Ala! En dos días, todo claro, todo resuelto. Y para colmo, ya me imaginaba cuál sería el desenlace porque Taylor va dejando pistas sutiles a lo largo del libro.

Al final, la historia se me quedó corta. No por la idea, sino por cómo se desarrollan algunos momentos clave. Me faltó profundidad, emoción real, conflicto bien masticado. Y es una pena, porque el libro tenía potencial.

Final atropellado

Me quedé con la sensación de que falta algo. Necesitaba más. Más de Emma, más de Jesse, más contexto, más profundidad. Porque vamos a ver: ¡Emma se acaba de reencontrar con su marido, al que todos daban por muerto! ¿Cómo no vamos a querer saber más?

Jesse prácticamente vuelve de ultratumba y ¿solo podemos disfrutar de él un fin de semana?
No, no. Yo necesitaba más historia, más desarrollo, más espacio para que ese regreso tuviera el impacto emocional que se merece.

Lo mejor del libro

Como ya descubrí en Los siete maridos de Evelyn Hugo, Taylor Jenkins Reid tiene un don para crear personajes con los que es fácil conectar. Y eso se vuelve a notar aquí. He sentido aprecio por los tres protagonistas, cada uno con su historia y sus matices. Incluso los personajes secundarios me han gustado.

Hay veces que te topas con secundarios planos, de esos que están ahí porque sí. Pero Taylor, con apenas unas cuantas pinceladas, consigue darles personalidad y hacer que se sientan parte real de la historia.

Lo peor del libro

Más allá del reencuentro algo descafeinado entre Emma y Jesse —que ya comenté antes—, lo que más me falló fue el final. Me pareció muy atropellado, como si de repente hubiera que cerrar todo deprisa y corriendo.

Este libro pedía a gritos otras cien páginas más. No por rellenar, sino para recuperar esa burbuja de magia y emoción tan bonita que tenía al principio. Independientemente de cuál fuera la elección de Emma, me hubiese encantado que el final tuviera el mismo ritmo y la misma sensibilidad que el inicio. Y en eso, para mí, se quedó corto.

Aun así, es una lectura recomendable si te apetece algo sencillo, ágil y que se lee con gusto. Ideal para desconectar un poco y sumergirte en un dilema romántico sin complicaciones.

Le voy a dar ⭐️⭐️⭐️ /5

¡Feliz lectura!